原谅道歉和解释
Querido Eusebio:
目的
Después de lo ocurrido esta mañana, no debería mirarte más a la cara; pero a pesar de eso, te escribo para darte mis excusas y decirte que no volveré a pegarte.
说明
No debiste insultarme delante de todos. La pluma no te la quité yo, pues la verdad es que la encontré debajo del banco. No había para qué hacer tanto alboroto y hablar mal de mí al muchacho del vidriero y decirle que me harías escupir los dientes.
No soy un ladrón, ni menos un pícaro. Desde luego, como amigo, puedes decirme lo que quieras, pero al menos, dímelo cuando estemos solos y no en presencia de los compañeros. Siento haberte hecho daño, y cuando te has echado a llorar, me he sentido apenado. Perdóname.
和解
Si mañana por la mañana vas a buscarme a la parada del tranvía, me darás mucho gusto. Nos abrazaremos y quedaremos en paz. Sigo queriéndote corno siempre te he querido.
范文 1
Querido Mario:
Hace dos días que procuro encontrarme contigo para pedirte que me perdones, y hace dos días que me falta el valor. Me he portado mal contigo, hasta el punto de que no sé cómo podré convencerte de que lo hecho ha sido todo producto de una ligereza, para presumir de gracioso delante de González y de aquel amigo suyo, que se reían.
Ya sabes lo que sucede, que si alguien se ríe de nuestras chocarrerías, nos damos importancia y decimos mucho más de lo que quisiéramos, y esto es lo que me ha sucedido. No era mi intención burlarme de ti, ni ponerte en ridículo a causa de tu traje, pero no sé qué cosa me entró de repente; tal vez se despertó ese poquito de maldad que todos tenemos en el fondo del corazón. Perdóname, Julio, perdóname y dime que he sido un malvado, dime lo que quieras, pero perdóname.
Hace dos días que no tengo tranquilidad y siempre veo tu mirada dolorida que me escudriña. Mira, al escribirte, me dan ganas de llorar y me arrepiento amargamente de mi broma pesada y estúpida. Tus palabras buenas y tristes me han hecho más daño que un bofetón. “No todos tienen dinero para vestirse bien”, has dicho, “y no me avergüenzo de llevar las ropas con los remiendos que mi madre me pone con tanto trabajo”.
¡Oh, Julio! Querido Julio, cómo me avergüenzo! Ya he hablado con González y con su amigo. y les he dicho qué eres bueno e inteligente, y han comprendido que la equivocación fue mía, pero qué equivocación! Es casi un delito. Espero que creas en la sinceridad del arrepentimiento, en el vivísimo deseo que tengo de verte y de oírte decir que me perdonas, que seguirás siendo amigo mío. Escríbeme en seguida, Julio, escríbeme y dime dónde y cuándo podemos vernos.
Tu arrepentidísimo,
Alfredo.
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